miércoles, 21 de enero de 2015

Guía para organizaciones. Empresas libres de violencia: Prevención, detección, atención y sanción de la violencia basada en género y el acoso sexual y laboral

La expansión de las libertades y de las oportunidades de todas las personas, tal como postula el paradigma de desarrollo humano, es el fin último de las acciones que el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) promueve en los países de América Latina y el Caribe. Para alcanzar un pleno desarrollo humano, es necesario identificar y establecer acciones específicas que permitan superar los obstáculos existentes que en muchas ocasiones restringen las oportunidades para el pleno desarrollo de las personas, las familias y las comunidades. En nuestras sociedades actuales, estos obstáculos se vinculan con las condiciones socioeconómicas, la pertenencia étnico-racial, el lugar de residencia, la edad y, muy especialmente, con el sexo de las personas.

Es indiscutible que una de las transformaciones sociales más importante de los últimos cincuenta años es la inserción de las mujeres en ámbitos que antes estaban reservados de manera casi exclusiva a los hombres, como, por ejemplo, la participación política y el manejo o administración económica. Este cambio ha generado fuertes tensiones en los roles históricamente asignados a los hombres y las mujeres en nuestras sociedades, pero ¿hasta qué punto los ha modificado? ¿Cómo han respondido las empresas ante esta transformación? ¿Son hoy las empresas espacios más igualitarios que hace treinta años?

De este modo, si las mujeres están más preparadas que nunca, ¿qué les impide a las empresas aprovechar todo su potencial? Si bien las causas son diversas, numerosos estudios realizados en la región muestran que entre los principales obstáculos para mejorar la situación de las mujeres en el mundo del trabajo siguen estando el reparto inequitativo de las responsabilidades del cuidado familiar, la segregación laboral, las múltiples discriminaciones para acceder al mercado laboral y desarrollarse en igualdad de condiciones y, centralmente, la violencia basada en género y en especial: la violencia de pareja, el acoso laboral y acoso sexual que tienen un impacto directo en las aspiraciones profesionales y crecimiento laboral.

La violencia basada en el género en el espacio de trabajo tiene altos costos sociales y económicos para las economías de los países, para la productividad y clima laboral de las empresas y organizaciones, para el desarrollo de las sociedades. A pesar de estas consecuencias, en la sociedad y en el mundo de las empresas, sigue persistiendo la idea de que la violencia contra las mujeres —en todas sus formas— es un tema de interés privado.

Sin embargo, hay empresas que han demostrado que es posible cambiar las cosas. Desde 2003, más de 1.700 empresas han sido certificadas con Sellos de Igualdad de Género. Estos Programas de Certificación de Sistemas de Gestión de Igualdad de Género1  articulan el marco de derechos humanos con la igualdad de género, los principios de la responsabilidad social empresarial2  y la planificación de normas de certificación. Su metodología se basa en un constante proceso de planificación, acción, verificación y actuación.

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